Te presentamos a Vivian Maier niñera y fotógrafa aficionada, que deambulaba por las calles de Ciudades como Chicago o New York retratando la vida y la cotidianeidad con un talento excepcional.
Nadie imagino que esta mujer mayor, ex niñera que termino sus días en una casa de retiro, guardaba tal secreto. Vivian nunca vendió su arte, recorría lugares haciendo sus capturas de manera intima, quizás era una manera de sentirse viva o una actividad que la conectaba con ella misma, cámara en mano, esta como una extensión de su ser. Solo después de su muerte salió de manera casual su obra a la luz, una niñera había muerto, la fotógrafa había nacido, asombrando a muchos, exhibiéndose su obra en museos mas importante del mundo.

Vivian Maier nació el 1 de febrero de 1926 en Nueva York de madre francesa y padre austriaco. Su infancia transcurrió entre los Estados Unidos y la Francia natal de su madre, Marie. Su padre desaparece del cuadro siendo ella una niña y aparece en escena Jeanne Bertrand, una fotógrafa francesa que convivió un tiempo con madre e hija. Vivian y Marie pasaron temporadas en Francia, donde empezó a inmortalizar el mundo que la rodeaba con una sencilla cámara Kodak Brownie.

En 1951 ya instalada en Nueva York, donde una familia de Southampton la contrató como niñera. Mientras cuidaba de las niñas, Vivian tomaba su cámara e inmortalizaba la vida cotidiana del Nueva York de mediados del siglo pasado. Personas anónimas que se convirtieron en modelos silenciosos de una fotógrafa que se negó siempre a entregar su arte al mundo. En su habitación acumulaba negativos además de cintas de video, audios y recortes de diarios. Años después se trasladó a una casa de Chicago en la que continuó con la pasión, mientras se hacía cargo de los hijos de diferentes familias.

Vivian era una mujer solitaria que viajó a lo largo y ancho del mundo con su cámara a cuestas (fue variando de modelo y perfeccionando su técnica) y atrapó con su objetivo el escenario vital de hombres y mujeres de lugares tan particulares como las Islas Caribe o Asia. Ella misma se convirtió en modelo de su obra fotográfica. Su rostro aparece en muchas instantáneas reflejado en un espejo que congeló para la eternidad la imagen de esta mujer que se empeñó en esconder su propia identidad, daba nombres falsos allí donde iba, y se negó de manera reiterada a vender su arte.
Años después, la mujer que vestía desaliñada, con atuendo masculino y gorros de ala ancha, se vio sola y pobre, sin un hogar. Fueron tres hermanos que había cuidado en Chicago los que la ayudaron y le pagaron parte del precio de un pequeño estudio al que se trasladó con sus cajas de recuerdos.

En el nuevo siglo, Vivian Mayer era una anciana empobrecida que decidió vender parte de sus más de cien mil negativos para continuar sobreviviendo. En una subasta realizada en 2007 se subastaron varios lotes con lo que se convertiría en la admirada obra de una fotógrafa que no quiso compartir su talento con nadie más que con ella misma.
Desde que su amplia obra fuera descubierta, la obra de Vivian Maier se ha expuesto en galerías de todo el mundo y se han realizado varios documentales y libros que intentan desentrañar la verdadera personalidad de Vivian. Su obra se ha convertido en un amplio y valiosísimo documento gráfico de la historia cotidiana del mundo de la segunda mitad del siglo XX.
El documental “Finding Vivian Maier
Este trabajo narra la historia desde el momento en que se realiza la compra de los negativos en la subasta, pasando por entrevistas a los niños que Vivian cuidaba, hasta el momento en el que la historia de la niñera fotógrafa se hizo mundialmente conocida.