Integrante del grupo Madre Atómica, en 1974, con tan sólo 15 años de edad, Pedro Aznar ya formaba parte de la escena underground bonaerense. Pero no fue sino hasta los 18 años en que, junto a Charly García, David Lebón y Oscar Moro, formaría una de las bandas de rock más emblemáticas de la escena nacional: Serú Girán. Desde entonces, al igual que un buen vino, los años y su ecuánime fermentación dieron lumbre exquisita: un cantante, multi-instrumentista, compositor, productor, director orquestal y poeta consagrado, tanto dentro como fuera del territorio argentino. Aznar, abriendo caminos en el andar, cuenta además con una carrera en el mundo de la fotografía, la viticultura e incursionó recientemente en la creación de una línea de instrumentos musicales junto al legendario Eduardo “Fanta” Beaudoux (luthier argentino con más de 50 años de trayectoria, reconocido por haber trabajado con Luis Alberto Spinetta y Pappo, entre otros)

Aznar participó de 4 discos como miembro de Pat Metheny Group
EN PANDEMIA / Entre confinamientos y nuevas aperturas
Sin lugar a dudas, Pedro ha estado siempre a la vanguardia y, como no podría ser de otra forma, esta cualidad se hizo presente en el territorio digital. Impregnado por las circunstancias, el hogar se tornó escenario desde el cual, vía streaming, ofrecer shows (cuyas recaudaciones, en parte, fueron donadas en ocasiones a ong’s como la Fundación Si). El contacto con el público desde un espacio íntimo prevaleció y fue resignificado mediante, por ejemplo, el armado de conciertos “A la carta”. Sí, “A la carta”, como una invitación a degustar con los sentidos. No obstante, estas innovaciones surgieron como alternativa a las actuales contingencias en que, la música en vivo resultó paralizada.
Más allá de las políticas públicas implementadas, eventos de esta índole quedaron supeditados a unos aforos muy limitados y entradas a precios poco accesibles, entre otras cuestiones. Ante esto, el pasado 3 de marzo, Aznar difundió en redes sociales un escrito al respecto: “Necesitamos nuevas políticas culturales de forma urgente para poder atravesar los tiempos que se vienen… Necesitamos que los distintos estamentos del Estado (…) diseñen un plan de acción que permita a nuestro sector sobrevivir ahora y desarrollarse en los próximos años”. Y es que, hoy día, la supervivencia y el futuro desarrollo se enlazan, lo urgente y lo importante trazan una dinámica de la que nadie está exento. En el marco de – parafraseando a este artista – una “gran pausa”, el silencio, lejos de ser algo hueco, es una urdimbre de significados, a punto de estallar. No todo está dicho, eso está claro. Y entre todo lo que esta caótica quietud podría suscitar, Aznar compartió vía Twitter en marzo del 2020, una reflexión poética: “La pregunta permanece”.
La pregunta permanece Miro las calles vacías en la tele con el alma enmudecida. Las ciudades parecen maquetas de una peli apocalíptica, de una guerra donde todo sigue en pie, pero no ha quedado nadie. Escucho a los vecinos adornar la quieta inquietud como se puede. Mis amigos esquivan, apenas, la desesperación. Cuidan o lloran a sus padres no saben bien qué responderle a sus hijos. Compartimos listas de películas, recomendaciones de libros, frases inspiradoras, chistes y buenos deseos con una alegría a media asta como esos saludos a parientes lejanos en la sala de espera de un enfermo terminal. Yo me duermo después de un par de vueltas al remoto. Me pregunto, como todos, cuánto más. Me indigno ante el mal gusto de los aprovechadores que buscan un minuto de aire haciendo o diciendo tonterías demagógicas. Me enervo ante las bestias que inundan de falsas alarmas Me harto de escuchar siempre lo mismo y que no haya otro tema. Entiendo, acepto y cumplo con el gran botón de pausa que se le ha impuesto al mundo y me pregunto si no podremos salir mejores al otro lado del miedo. Pudimos hacer esto, pudimos parar todo, para no sucumbir. Por qué no podemos parar, barajar y dar de nuevo en un mundo que corre atropelladamente al precipicio? Los gobiernos salen ahora a sostener la economía subvencionando recortando impuestos dando incentivos. Por qué no lo han hecho para cambiar el nefasto paradigma y salir del descarrilamiento inminente en lugar de seguir apretando la garganta del planeta con una garra de mugre y avaricia? No importa quién empezó la pulseada si el virus fue plantado o no La pregunta permanece: Cuando todo esto pase ¿vamos a seguir permitiendo que todo siga como antes?
Contemplación y búsquedas / Desplegarse hacia el otro
Aquel “otro” es continuamente invitado e interpelado por este artista. Y su poema “La pregunta permanece” constituye quizás una muestra más de su modo de transitar la vida. Las búsquedas en Pedro llevan en sí la semilla de una contemplación para nada pasiva, ni confinada a la propia interioridad. En tierra firme, desde lo cotidiano y concreto, su impronta trascendental alza vuelo. En cuerpo y alma. Dado que, lejos de una autorreferencialidad pura y dura, sus expresiones artísticas parecieran ejecutarse desde la cualidad humana introyectada donde – haciendo uso del título de una de sus obras fotográficas -, lo “fluido e indomable” tiene lugar. Pues, como dijo en alguna ocasión este artista: “La única manera de crecer es estar siempre abierto a los demás”, aunque no siempre se logre “Decir nuestra voz, amar y expresar nuestra singularidad, ofrendar nuestras vocaciones y habilidades (…) no son solo aportes esenciales a la comunidad y al tiempo que nos toca vivir, sino el ejercicio de ahondar en nosotros mismos, de devolvernos, después del duro viaje heroico de “ganar el mundo”, “a nuestra verdadera casa”. Convidando de su luz en el prólogo del libro “El fin del autoodio” de Virginia Gawel; Pedro, una vez más, se extiende a sí mismo o quizás se presenta como una extensión de la totalidad. Tal vez, o seguramente, ambas opciones. En una experiencia que vivió junto a Brother David, éste, usando una vela empezó a encender otras señalando, al mismo tiempo, que ese acto constituía una analogía para la vida en general. Esto caló en la sensibilidad de Aznar puesto que, en más de una oportunidad, ha reparado en la importancia del compartir la propia (e impropia) singularidad, la propia (e impropia) excepcionalidad. Ya que, como ha dicho alguna vez, “todos somos seres excepcionales”.
Incursionando en la fotografía / Escribiendo con luz
Ha de ser causal que la vida de la expresión artística de Aznar porte una relación permanente con la luz, una luz que como un faro, se abre en medio de las tempestades y serenidades, acercándonos a una parte del gran misterio vital. La palabra fotografía se compone de dos vocablos de origen griego: foto (luz) y grafía (escritura), por lo que podría traducirse como escribir o dibujar con luz. Profundizando en su faceta como fotógrafo, Aznar afinó la técnica de su intuitivo ojo con Diego Ortiz Múgica como enseñante. Nacido en Buenos Aires en 1962, la obra de este maestro de la fotografía expresa una estrecha relación con la naturaleza a la par de un gran cuidado por el detalle. Sin lugar a dudas, este causal encuentro ha sido tierra fértil para que brotase luego una obra sensible, simple y profunda.
Descrita como: “Un libro de viajes que revela, a través del paisaje, un espíritu conmovido que narra los encuentros con el asombro: la naturaleza y el espacio interior, en espejo y en diálogo”, el 19 de junio de 2014, Aznar inauguraba su primer muestra fotográfica: “Tú eres eso”. Esta célebre frase Vedanta (“Tat tvam asi”/ “Tú eres eso”) lleva en su seno un carácter panteísta, acorde al que, entre silencios y sonidos, existe un permanente diálogo entre las partes de un todo. Pero no un todo cualquiera sino uno que es algo más que la suma de las partes. Fotografías como “Que es y se pronuncia”, “Fluido e indomable”, “El peso de los siglos” y “Abrasado y petrificado” son algunas de las fotografías que formaron parte de esta muestra.
Ya sea en blanco y negro o a color, con capturas tomadas de cerca o lejos, captando quietud o movimiento, todas y cada una de estas imágenes nos habla de una existencia permeable, origen de fuerzas duales no siempre definidas, aunque cuando la nitidez de la imagen dice lo contrario. Aquello que vemos, nos ve y ver alrededor es también vernos a nosotros mismos. En la desnudez de la naturaleza, ver la propia desnudez y, en íntima comunión, despejar las miradas. Alguna vez William Blake sentenció: “Si las puertas de la percepción se depurasen, todo aparecería al hombre como realmente es: infinito. Pues el hombre se ha encerrado en sí mismo hasta ver todas las cosas a través de las estrechas rendijas de su caverna” y Pedro Aznar, entre otros artistas, nos presentó con sus fotos una invitación a depurar nuestro rango perceptivo donde las distancias se disuelven en el acto del mirar y mirarnos: “Tú eres eso”, nada más y nada menos.



Experiencias sensoriales amplificadas / “El vino, una poética del vivir”
En la cúspide del verano argentino, un 5 de marzo del año 2014, Pedro presentaba junto a su socio, Marcelo Pelleriti, su primer proyecto vitivinícola. La concepción de este emprendimiento, sin embargo, se remontaría al año 2012. En el marco de la gira presentación del disco “Ahora”, durante su paso en la provincia de Mendoza, Aznar y Pellereti, enlazados por su amor a la música y el vino, congeniaron fraternalmente. Dando origen luego a las marcas “8va Bassa”, “8va Alta” y “8va Superior”. Y, producto de una cuidada siembra y cosecha, estos vinos salieron al mercado honrando el nombre de su hogar, la bodega “Abremundos”; de tal manera que durante el paso por Argentina, James Suckling , somelier y reportero de renombre internacional, otorgó entre los 400 vinos catados por él, un excelente puntaje a estos productos. Y con su ser conmovido por esta degustación, agregó: “estos vinos tienen alma”. Como si el vino fuese uva transfigurada, cuyas cualidades se corporizan entre los días soleados y la quietud nocturna. Todo en su justa medida bajo el signo del tiempo. Pero, ¿qué podemos hallar en común entre la música y el vino?, en palabras del artista argentino: “Tanto el vino como la música necesitan de un conocimiento técnico muy profundo y, a la vez, de una intuición que rompe las reglas”. Pensar que la espontaneidad de los actos creativos, en general, carece de cierta disciplina resulta un poco ingenuo. Pues el conocimiento, bien ejecutado, es necesario y la intuición, imprescindible. Entre placer y reglas, tradiciones e innovaciones, lo apolíneo y lo dionisíaco, arte y ciencia y, en fin, fruto del balance entre distintas fuerzas, las creaciones se abren paso. La armonía es indispensable. Quizás el vino, al igual que la música y las fotografías, son modos de abrir mundos, de tender o hacer notorios los puentes entre la naturaleza externa y la interior que son, en definitiva, parte de lo mismo pues “Tú eres eso” y la vida, en su totalidad, es un acto creativo.

“Tiene algo de silencio interior, tiene algo de respeto por el silencio de la montaña. Por el tiempo, por el paso del tiempo, por el silencio en que crece el viñedo”
Pedro Aznar