Indudablemente la década de los 90’s fue emblemática. El estridente apogeo del grunge, hip-hop y el indestructible pop disputándose los primeros puestos, películas icónicas como Jurassic Park o Pulp Fiction y series indelebles al paso del tiempo como Friends, Los Soprano y The X-files dan cuenta de ello.
Nacida a partir de una película clase B protagonizada por Kristy Swanson, Luke Perry y Donald Sutherland, “Buffy, la cazavampiros” alzó vuelo dejando una estela difícil de ignorar. Buffy, una adolescente que se muda junto a su madre de la ciudad de Los Ángeles a Sunnydale se descubre inesperadamente como la “Elegida” para enfrentar las fuerzas del mal que yacen en la Boca del Infierno, bajo la ciudad.
Sarah Michelle Gellar interpreta a una adolescente como todas y como ninguna Buffy Anne Summers, un personaje cuya maduración se corresponde a lo que Joseph Campbell ha llamado “El viaje del héroe”. Alguien que atraviesa profundas transformaciones mediante su sacrificio y constantes pruebas. Sunnydale es una ciudad que no es ajena al imaginario de una ciudad en la que podríamos vivir tú y yo donde sus habitantes llevan vidas rutinarias que se ven interrumpidas por la presencia de entidades oscuras (demonios, vampiros, etc).
Buffy atiende al llamado de su función bajo la guía de su “vigilante” y mentor, Rupert Giles (Anthony Stewart Head) y sus amigos Willow Rosenberg (Alyson Hannigan) y Alexander “Xander” LaVelle Harris (Nicolas Brendon) pero no sin dejar de manifestar en más de una oportunidad el deseo de llevar una vida como la de otros adolescentes. Durante las siete temporadas que duró el show en el aire, Buffy derrotó poderosos enemigos externos (“El Maestro”, “Drusilla” o “Caleb” y “El primer mal”, hacia el final) sin poder escapar de los propios.
La Cazadora Elegida

Como “La cazadora Elegida” porta un legado, un don que le es propio y, a su vez, le trasciende y con el que debe conciliarse. La historia parte con ella como estudiante de preparatoria, podremos ver cómo ella atraviesa los duelos y cambios que viven muchos adolescentes. Así, con tintes paranormales, presentó por ejemplo una analogía del “coqueteo” con lo prohibido a través de la relación romántica con dos vampiros peculiares, Angel (que se desprendió luego como spin off dando lugar a una serie homónima que duró 5 temporadas) y Spike. Ambos personajes complejos que viven transformaciones intensas en torno a la protagonista.
La cazadora atraviesa más de una muerte tanto en su entorno como dentro de ella misma, debe reconocer sus limitaciones para reconciliarse con ella misma y los demás
Pero este legado, al no ser plenamente aceptado por ella, se convierte en un peso sobre sus hombros. Un peso que en más de una ocasión le llevará a vivir una profunda sensación de soledad. Pero además, pese a su extraordinaria fuerza como cazavampiros, no es ajena a las dificultades que supone el mundo ordinario en el que transita su andar como estudiante universitaria y más adelante, como consejera en la que fuera su preparatoria. Podemos ver a una Buffy que se enamora pero también sufre más de una pérdida en su mundo afectivo. Así es, ni sus dones pudieron detener el tumor cerebral que culminó con la vida de su madre o pudo detener el asesinato de uno de los personajes secundarios más queridos por el fandom, Tara.
La cazadora atraviesa más de una muerte tanto en su entorno como dentro de ella misma, debe reconocer sus limitaciones para reconciliarse con ella misma y los demás. Con un semblante similar al de Christian Bale en la saga de “Batman, el caballero de la noche”, vemos a una Buffy por momentos sombría, abatida y reticente a su función, sintiéndose más sola que nunca. En ese contexto, hacia el final de la serie debe convertirse en una líder y referente de un grupo de cazadoras potenciales para enfrentar a “El primer mal”, que poco a poco toma cuerpo en cada habitante de Sunnyudale.
Pero no todo es miel y rosas, las jóvenes cazadoras potenciales son asesinadas y no disponen de mucha preparación como así tampoco de la misma fuerza que la “cazadora elegida”. Es en este punto que Buffy encuentra su consumación y trascendencia como heroína. Se acerca la gran batalla y con ayuda de un hechizo usando el arma de quien fuera “la primera cazadora”, tuerce su destino y el de todas. Mediante este, todas y cada una de las potenciales cazadoras que estaban con ella y esparcidas en el mundo, adquieren el mismo don, con la misma fuerza y jerarquía.

“A partir de ahora, todas las chicas del mundo que puedan ser cazadoras, serán cazadoras; todas las chicas que puedan defenderse, se defenderán”, dice como parte de su último discurso.
Buffy alcanza su maduración como heroína al renunciar a la exclusividad de su don y volverlo disponible para muchas otras mujeres y de esta manera, pierde la soledad de ser “La elegida”. Su don deja de ser algo extraordinario como algo exclusivo de “La elegida” pero se expande hacia todas las que puedan disponer él quedando incorporado en lo ordinario a la vez que lo trasciende. Y eso es una de las maravillas que presenta esta serie de culto que, sin objeción alguna, es una de las puntas de lanza sobre el heroísmo femenino y el viaje del héroe más fascinantes.